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Nuestro Señor Jesu-Cristo, Rey del Universo, y el Diablo-Satanás
En el Antiguo Testamento solamente se esboza la noción de la figura de Satanás, Diablo o Demonio. Es en el Nuevo Testamento donde se encuentra propiamente la revelación de ese personaje misterioso con sus compañeros, enemigos de Dios y de los hombres; y es principalmente JESÚS quien ha subrayado la existencia de ese ser-criatura, espíritu nefasto, que se muestra siempre opuesto al plan de Dios, a Jesús y a los hombres.
Por el misterio de la Pascua de Jesús, que comprende los acontecimientos de la última Cena, de su Pasión dolorosa que culminó en la cruz, y de su Glorificación, integrada por su resurrección, ascensión y exaltación en el cielo: sentado a la diestra de Dios y ungido con el Espíritu Santo, Jesús, nuestro Señor, fue constituido por Dios «Cristo y Señor, gran Sumo Sacerdote para siempre y el Rey del Universo».
La Epístola a los Hebreos declara: «Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él (Jesús) de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Hb 2,14-15).