Cultivar el hábito de Encomendarnos y Agradecer a Dios al dormir y al despertar

por | Abr 14, 2025 | Catequesis, Esperanza y Fe

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Todos nosotros damos por hecho dos verdades que nos parecen son innegables e irrefutables: pasada la noche, vendrá el amanecer.

Les cuento: hace tres semanas asistí a un Retiro de Cuaresma donde abordaron diversos temas, tales como: el Año Jubilar, el Tiempo de Cuaresma, los Sacrificios, las Ofrendas, etc. Sin embargo, hubo una exposición en especial que llamó poderosamente mi atención y me hizo reflexionar detenida y profundamente con respecto a lo que menciono en el párrafo introductorio, algo que damos por hecho sin reflexionar y que ver con la Vida y la Muerte.

La primera ponencia trató de dos oraciones que los judíos rezan diariamente: una, al momento de irse a dormir: «Kriat Shemá al ha-mitá”, la otra, al momento de despertarse: “Modeh Ani”. En principio, puede que dicha práctica no nos resulte nada extraña, ya que nosotros, los católicos – la mayoría, quiero pensar- acostumbramos la misma práctica. Sin embargo, existe una gran diferencia de fondo entre la cultura judía y la nuestra, los judíos consideran al hecho de dormir como una especie de muerte temporal, momento durante el cual, el alma abandona el cuerpo para subir al cielo y rendir cuentas por las acciones del día.

Este peculiar razonamiento fue el que me hizo reflexionar, dado que, ciertamente, nada ni nadie nos puede asegurar que amaneceremos vivos al comenzar el nuevo día, ya que, durante las horas de sueño pueden ocurrir innumerables situaciones que bien podrían truncar nuestra vida de forma insospechada e inesperada.

Así pues, los judíos se encomiendan a Dios al irse a dormir con la oración que resumidamente dice así: ”…que me acueste y me levante en paz….  que no muera durante el sueño.”; la cual, tiene como base el Sal 31, 5 (6): “en tus manos abandono mi vida…”; misma que, para nosotros los católicos, equivaldría a: “…Padre, en tus manos pongo mi espíritu.” ¿Acaso, les suena familiar? ¡Justamente, son las mismas palabras que nuestro Señor Jesús expresara en la Cruz al momento de dejar su vida terrena! (Lc 23,46)

Ahora bien, la oración al despertar retoma el mismo pensar, pero esta vez, agradeciendo el hecho de que Dios le haya permitido al alma regresar al cuerpo: “¡Grande es Tu fidelidad! Te doy gracias a Ti, Rey viviente y Eterno, que me has devuelto mi alma con compasión”; viendo en ello una nueva oportunidad para cumplir la misión que Dios le tiene destinada a cada uno.

Tomado en cuenta este singular pensar y sentir, el de: “haber muerto y regresado a la vida”, pienso incluir estás bellas y hermosas frases en mi oración nocturna y matutina con el fin de enriquecerlas, dado que considero, expresan fielmente mi sentimiento de confianza, entrega y abandono absolutos a la Voluntad de nuestro Padre Celestial, de nuestro Señor Jesús-Cristo y del Espíritu Santo, y de igual forma en lo que respecta a mi plena disposición a realizar lo que Dios quiera que YO haga conforme a su Plan Divino. Aquí, me vienen a la mente las palabras de san Pablo, aquellas donde nos recomienda que cualquier cosa que hagamos, la hagamos toda para la gloria de Dios. (1Co 10,31)

Colaborador: Rafael Roldán Fukutake, EBES

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